La Inteligencia Artificial (IA) es una oportunidad para transformar el modelo educativo y replantear los roles que tanto los centros como los docentes han desempeñado tradicionalmente en la enseñanza. Para ello, es necesario un abordaje integral que coordine esfuerzos, dentro y fuera de las aulas, en la construcción de un modelo de competencias digitales en el que la intervención humana tenga un papel relevante; un modelo que asiente sus bases en la ética, el pensamiento crítico y la gobernanza como piezas fundamentales.
Así lo han expresado los expertos que han participado este martes en el encuentro ‘Educación e Inteligencia Artificial’, organizado por IGNITE Copilot en el Hub Social de la Fundació Bofill, en Barcelona, durante el cual equipos directivos de centros escolares han debatido sobre el reto que supone la IA y su enorme poder transformador en las aulas.
Esta era la finalidad que IGNITE Copilot, aplicación web de herramientas y recursos para la integración de la IA en la práctica pedagógica, perseguía con la convocatoria del encuentro que ha contado con la presencia de la vicepresidenta de la Sociedad Catalana de Pedagogía del Institut d’Estudis Catalans (IEC), Neus Lorenzo; la directora del Colegio Montserrat, centro pionero en la aplicación de la IA en la enseñanza; y Jordi Vivancos, ex responsable del Área de Tecnología para el Aprendizaje y el Conocimiento del Departament d’Educació de la Generalitat. El director general de IGNITE Serious Play, compañía que ha desarrollado el proyecto IGNITE Copilot, Jordi Carrasco, ha sido el encargado de moderar el coloquio.
Los ponentes han coincidido en el hecho de que la IA supone un cambio profundo en el planteamiento vigente hasta ahora y que requiere, según Jordi Vivancos, “una redefinición sobre lo que significan las competencias digitales en un ámbito de conocimiento que está evolucionando de forma muy rápida”. Una disrupción que requiere de un nuevo marco digital para la IA en la educación que ya se está apuntando desde organismos internacionales que, como la UNESCO: “después de la tecnología está la pedagogía” -ha indicado la vicepresidenta de la Sociedad Catalana de Pedagogía del IEC, Neus Lorenzo.
En este contexto de disrupción tecnológica “las competencias docentes requieren psicología del aprendizaje, metodologías adaptadas a la edad, saber cómo se aprende … afrontamos una responsabilidad global que va más allá de la metodología porque se trata de orientar nuestra labor a la formación de los ciudadanos que necesitamos para garantizar el futuro”, ha advertido la representante del IEC.
Los expertos apuntan a la necesidad de incluir las herramientas de Inteligencia Artificial dentro del marco de competencias profesionales de los educadores para desarrollar un modelo de aprendizaje más dirigido, para el alumno y para el educador, en un proceso de aprendizaje que dura toda la vida. En Estados Unidos, el 63% de los docentes ya utilizan la IA generativa para planificar sus clases y el 42% de los alumnos hacen un uso intensivo en período escolar.
La inclusión de estos nuevos recursos son la clave para poder aprovechar las oportunidades que, para el que fuera responsable de Tecnología para el Aprendizaje y el Conocimiento de la Generalitat, Jordi Vivancos, “superan los riesgos en todos los ámbitos: el riesgo está en el hecho que IA quede en manos de pocas empresas y que éstas puedan condicionar las decisiones de los gobiernos”.
La buena gobernanza se presenta así, junto con la ética y el pensamiento crítico, como elementos clave para evitar en una dinámica de deshumanización en este contexto de disrupción que plantea la Inteligencia Artificial, especialmente en el ámbito de la docencia.
Para la directora del Colegio Montserrat, Mar Izuel, “la tecnología crece a una velocidad que la ética no puede atrapar” y, por ese motivo, aboga por la adopción de una ética dialógica “en la que se establezcan alianzas tecnológicas para la toma de decisiones a partir de un consenso previo, con el objetivo de asegurar un control del riesgo y poder agilizar la implementación de la IA”.
Para ello es necesario imponer la ética como valor intrínseco a la IA, definiendo cuáles son los parámetros que ésta debe incluir. Para Neus Lorenzo, se trata de “decidir qué ética queremos que se incorpore de serie en la máquina, qué ética queremos que se desarrolle para el bien común a largo plazo y qué ética queremos que tenga el comportamiento de los perfiles técnicos de la IA”.
En el contexto de esta necesidad de una aproximación colaborativa y ética a la integración de la IA y reconociendo el rol fundamental de los educadores como guías y facilitadores en un entorno de aprendizaje en constante evolución están naciendo iniciativas como IGNITE Copilot, que facilitan la integración de la Inteligencia Artificial al ámbito educativo, dotando a los docentes de una herramienta que permita transformar la enseñanza en las aulas a través de la generación de situaciones de aprendizaje que permitan personalizar la experiencia educativa.
El coloquio que ha finalizado con una demostración de esta herramienta de productividad que permite el ahorro de tiempo a los docentes en sus tareas habituales: el diseño de proyectos, la creación de experiencias didácticas y la creación de situaciones de aprendizaje. Todo ello, de acuerdo con la normativa estatal en materia de Educación (LOMLOE) y enfocado a los marcos de aprendizaje competencial vigentes, que integran indicadores como los ODS, la perspectiva de género o el multilingüismo.
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